El corazón se mide como el Mar
Por: Susana Santos Mateo
El corazón tiene Orillas estrechas Se mide como el mar Es poderoso—incesante Bajo Y Azul Monotonía (...)
Emily Dickinson, Palabras como espadas
Cuando vives en el centro de México, no has viajado mucho y te has encontrado con el mar dos o tres veces, la inmensidad del agua salada se vuelve una añoranza, una promesa y una parte del mundo al que puedes regresar con un poema. El mar es el corazón del mundo, como dice Dickinson, de orillas estrechas, poderoso, bajo (o profundo), azul monótono, también la tumba marina de la poeta Alfonsina Storni.
Pienso en la muerte de Alfonsina Storni; creo que no murió, que su voz, sus pies y su vida, poco a poco se hicieron espuma de mar y que su alma fue a darle vida a su poesía: Lo dice mejor Mercedes Sosa: “Dormida, Alfonsina, vestida de mar”; a mí también, como a la cantautora me gustaría saber ¿Qué poemas nuevos se fue a buscar? Pero mejor la busco en la poesía que dejó, tal vez así pueda comprender su voz antigua de viento y de sal.
“Frente al mar” es un poema de largo aliento en el que, así como Dickinson, Storni construye una imagen del mar como corazón: enorme, fiero, desigual y malo. Mientras que ella es blanda, podrida, débil, pobre, sin sueños y pequeña. En él, la imagen de la poeta se construye desde la fragilidad y la humildad de confesarle al Mar su aspiración de ser como él, pero la ciudad, el hombre, el entendimiento y la vulgaridad la llevaron a sucumbir en la pobreza. Sin embargo, a pesar de la condición humana de la poeta, en el verso “Y el alma mía es como el mar, es eso,” podemos interpretar que el mar es ella misma.
Una vez que se conoce el Mar y reconoce ante el Mar, queda abierta la promesa de volver. Su poder y fiereza muchas veces se convierten en la esperanza necesaria para vivir, tocar la espuma, sentir que las olas te arrastran como la vida misma, los corazones necesitan del mar para tener la fortaleza de vivir, tal vez así la cicatriz de vivir duela menos.
Vuele mi empeño, mi esperanza vuele... La vida mía debió ser horrible, Debió ser una arteria incontenible Y apenas es cicatriz que siempre duele.
“Frente al mar” Alfonsina Storni